HORTELANO APLICADO

Hortelano sumiso,
compañero blanco,
trabajas la tierra
sin descanso.
Lluvias trasparentes,
otoño dorado,
el sol ha escondido
el invierno largo.
Compañero sincero,
hortelano aplicado,
que cuidas los surcos
con esmero.
Al atardecer ya cansado
la tierra generosa
te da su abrazo.
ISI

PROPUESTA DE TRABAJO: VIVENCIAR POEMAS Y PRODUCIR

  1. Predisponerse para la lectura. Debemos llegar desnudos a la lectura, ponernos en la actitud del que va a escuchar, del que recibe o del que va a ver un espectáculo. Decir «voy a leer, así es que me concentraré en el poema y dejaré mis problemas a una lado». No para proyectarnos en ellos, sino para encender gracias a ellos nuestra chispa inicial.
  2. Colocar dentro de un recuadro nuestros tres poemas preferidos, los que nos «influyan», nos provoquen deseos de escribir, nos impulsen, para tenerlos siempre a la vista.
  3. Una vez leídos, dejar que broten los sentimientos y las ideas libremente y escribir sin censura.
  4. Comprobar si tanto los problemas leídos como el que acabamos de escribir responden a las pautas planteadas en este capítulo «para un buen poema».

CÓMO SE ESCRIBE UN POEMA: David Jou (Sitges, 1953)

«En el fondo, soy un escritor de libros de poesía más que de poemas. Cuando un tema o una forma poética me fascinan, los trabajo horas y horas, los exploro en profundidad, cuido la arquitectura del libro. Pero la poesía es rebelde a planificaciones y racionalidades: sé que más allá de ellas, me debo a las palabras, a sus cruces, choques y combinaciones, a sus mutaciones y derivas. La poesía es para mí, en fin, la fusión de razón y emoción, de intención y de azar, de mi aventura personal y de la continuidad actualizada de la tradición literaria en mi lengua.»

«Este poema pertenece a mi libro Los ojos del halcón maltés, un libro de unos sesenta poemas sobre otras tantas películas. Lo escribí por estímulo de mis hijos -tendrían entonces doce y trece años- que me desafiaron a escribir un poema sobre James Bond, su héroe favorito. No quería que la obra de Buñuel estuviera ausente, en su doble rebeldía de provocación formal y de desafío social. La famosa navaja y el ojo de Un chien andalou fue el catalizador del poema, que a partir de ella quiere homenajear la fuerza del conjunto de la obra del director.»

UN CHIEN ANDALOU
Luis Buñuel

No os quedéis en la navaja:
el resto también raja;
la luz puede ser cruel;
yo, Buñuel,

heriré al burgués en la mirada,
aplastaré al obtuso terrateniente,
quebraré la rosa que beatamente
asfixia al mundo con ceniza sublimada;

cada imagen un mazazo, un navajazo:
no quiero cepillar, sino ser látigo
y reír a mandíbula batiente
De los que apartan la mirada desmayadamente
cuando, en lugar de ser placer, el arte es batalla.

Mi apellido sabrá a rebeldía y a hiel:
yo, Buñuel,
como una cicatriz en la mirada.
La navaja de Buñuel

TIQUES DE OTOÑO

También hay un otoño en los bolsillos
y las hojas del parque son los tiques del parquin,
de compras en Eroski, El Corte Inglés o Ikea.

La vida pone en marcha una máquina que genera billetes,
dígitos en la cuenta bancaria, brotes verdes
de una primavera salpicada de anuncios
de incitación constante a consumir.

Tiques, hojas, facturas, van cayendo,
otra forma de otoño que termina en un triturador mecánico
de papel o basura;
porque si no, estás seco.

Antonio Íñigo

PROPUESTA DE TRABAJO: VERSÍCULO LIBRE Y LENGUAJE COMÚN

Borges “prefiere las palabras habituales a las palabras asombrosas; intercalar en un relato rasgos circunstanciales (…); simular pequeñas incertidumbres, ya que si la realidad es precisa la memoria no lo es; narrar los hechos (…) como si no los entendiera del todo.”

Trabajaremos en esa línea:

  • Hacer un poema en tono narrativo, con palabras habituales, con referencias concretas a circunstancias la realidad,  dejando el final interrumpido, como si se tratara de un fragmento
  • Elegiremos la forma del versículo, o verso libre.

versículo. (Del lat. versicŭlus, dim. de versus, verso). 3. m. Cada uno de los versos de un poema escrito sin rima ni metro fijo y determinado, en especial cuando el verso constituye unidad de sentido. (Diccionario de la RAE)

El versículo, sinónimo de verso libre, es un tipo de verso sin rima intencional, acentuación y cómputo métrico fijo. Un poema en versículos no se divide en estrofas tradicionales, si bien el poeta puede optar por separar versos en grupos parecidos a estrofas. Para no caer en el prosaísmo, los poetas emplean otros recursos, como por ejemplo simetrías y paralelismos de conceptos, tonalidades líricas o la repetición de palabras o estructuras sintácticas.

Algunos poetas, especialmente los vanguardistas de la Generación del 27, así como los de generaciones siguientes hasta la actualidad han optado por el versículo para dar rienda suelta a su creatividad y liberarse de las limitaciones de la métrica clásica. Aunque fueron los vanguardistas quienes consolidaron su uso, el versículo apareció aun antes en la poesía de Rosalía de Castro, José Martí, Amado Nervo, Rubén Darío y Juan Ramón Jiménez.

Un ejemplo de poema en versículos es “La Madre”, de Dámaso:

No me digas
que estás llena de arrugas, que estás llena de sueño,
que te han caído los dientes,
que ya no puedes con tus pobres remos hinchados,
deformados por el veneno del reuma.

No importa, madre, no importa.
Tú eres siempre joven,
eres una niña,
tienes once años.
Oh, sí, tú eres para mí eso: una candorosa niña (…)

Pueden observarse algunas de las repeticiones de palabras o estructuras, que consiguen aportar el ritmo poético a la estrofa.

INSOMNIO (DÁMASO ALONSO)

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo
en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros,
o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán,
ladrando como un perro enfurecido,
fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios,
preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?

LOS ANIMALES Y EL HOMBRE

Hace mucho tiempo, cuando los primeros hombres vagaban por la tierra,
el hombre se sentó solo sumergido en la tristeza
y todos los animales se acercaron a él.
“No nos gusta verte así de triste. Pídenos lo que sea que desees y lo tendrás.”
Y el hombre dijo: “Quiero tener buena vista.”
El buitre respondió: “Tendrás la mía.”
Y el hombre dijo: “Quiero ser fuerte.”
Y el jaguar dijo: “Serás fuerte como yo.”
Entonces el hombre dijo: “Deseo conocer los secretos de la Tierra.”
La serpiente replicó: “Yo te los mostraré.”
Y así fueron pasando todos los animales y cuando el hombre tuvo todos los dones que ellos podían darle se marchó.
Entonces el búho dijo a los otros animales:
“Ahora el hombre conoce  mucho y puede hacer muchas cosas.  Sin embargo, tengo miedo.”
El ciervo dijo: “El hombre tiene todo lo que necesita y ahora su tristeza parará.”
El búho replicó: “No. Vi un agujero en el hombre profundo como un hambre que nunca podrá saciar.”
Es lo que le hace triste y lo que le hace desear. Seguirá buscando y buscando hasta que un día el mundo dirá: “Ya no hay más y no tengo nada más que darte.”

JUAN MANUEL

¿CÓMO SE ESCRIBE UN POEMA?: J. L. BORGES (Argentina,1899-1986)

No soy poseedor de una estética. El tiempo me ha enseñado algunas astucias: eludir los sinónimos, que tienen la desventaja de sugerir diferencias imaginarias; eludir hispanismos, argentinismos, arcaísmos y neologismos; preferir las palabras habituales a las palabras asombrosas; intercalar en un relato rasgos circunstanciales, exigidos ahora por el lector; simular pequeñas incertidumbres, ya que si la realidad es precisa la memoria no lo es; narrar los hechos (esto lo aprendí en Kipling y en las sagas de Islandia) como si no los entendiera del todo; recordar que las normas anteriores no son obligaciones y que el tiempo Se encargará de- abolirías. Tales astucias o hábitos no configuran ciertamente una estética. Por lo demás, descreo de las estéticas. En general no pasan de ser abstracciones inútiles; varían para cada escritor y aun para cada texto y no pueden ser otra cosa que estímulos o instrumentos ocasionales.

(…) Un volumen, en sí, no es un hecho estético, es un objeto físico entre otros; el hecho estético sólo puede ocurrir cuando lo escriben o lo leen. Es común afirmar que el verso libre no es otra cosa que un simulacro tipográfico; pienso que en esa afirmación acecha un error. Más allá de su ritmo, la forma tipográfica del versículo sirve para anunciar al lector que la emoción poética, no la información o el razonamiento, es lo que está esperándolo. Yo anhelé alguna vez la vasta respiración de los psalmos o de Walt Whitman; al cabo de los años compruebo, no sin melancolía, que me he limitado a alternar algunos metros clásicos: el alejandrino, el endecasílabo, el heptasílabo.

En alguna milonga he intentado imitar, respetuosamente, el florido coraje de Ascasubi y de las coplas de los barrios.

La poesía no es menos misteriosa que los otros elementos del orbe. Tal o cual verso afortunado no puede envanecernos, porque es don del Azar o del Espíritu; sólo los errores son nuestros. Espero que el lector descubra en mis páginas algo que pueda merecer su memoria; en este mundo la belleza es común.

              Buenos Aires, 24 de junio de 1969.

LAS COSAS

El bastón, las monedas, el llavero,
La dócil cerradura, las tardías
Notas que no leerán los pocos días
Que me quedan, los naipes y el tablero,

Un libro y en sus páginas la ajada
Violeta, monumento de una tarde
Sin duda inolvidable y ya olvidada,
El rojo espejo occidental en que arde

Una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
Limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
Nos sirven como tácitos esclavos,
Ciegas y extrañamente sigilosas

Durarán más allá de nuestro olvido;
No sabrán nunca que nos hemos ido.

 (Del libro Elogio de las Sombras (1969), de J. L. Borges)

PROPUESTA DE TRABAJO: ADJETIVACIÓN CREATIVA

La escritura automática es el proceso o resultado de la escritura que no proviene de los pensamientos conscientes de quien escribe. Es una forma de hacer que aflore el subconsciente.

Su propósito es vencer la censura que se ejerce sobre el inconsciente, merced a unos actos creativos no programados y sin sentido inmediato para la consciencia, que escapan a la voluntad del autor.

Desde el punto de vista literario, se trata de un método defendido y usado principalmente por André Breton y los surrealistas, en la primera mitad del siglo XX.

Mediante la escritura automática podemos descubrir significados nuevos en las palabras.

Para ponerlo en práctica:

  • ·         Elige diez sustantivos de un poema, por ejemplo la Elegía a Ramón Sigé, de Miguel Hernández, y escríbelos en una columna. Añade en otra columna a la derecha un adjetivo diferente para cada uno de los sustantivos anteriormente escritos.
  • ·        Asocia después los sustantivos con los adjetivos, pero en orden inverso. Encontrarás resultados sorprendentes a los que encontrarás significados poéticos.
  • ·        Subraya las asociaciones más sugerentes y escribe un poema donde las incluyas.

Los poetas son capaces de hacer de forma natural este proceso. ¿Cómo explicar si no, en la citada Elegía de Miguel Hernández, expresiones como: desalentadas amapolas, hachazo invisible, golpe helado, rastrojos de difuntos, muerte enamorada, tormenta sedienta, alma colmenera, ceras angelicales, almendras espumosas, voz avariciosa, almas aladas, almendro de nata?

Repasa tus poemas preferidos y verás cómo en ellos encontrarás esta forma de lenguaje.

LOS POETAS: MIGUEL HERNÁNDEZ

Miguel Hernández (Orihuela,1910 – Alicante, 1942) Hijo de campesinos, desempeñó entre otros oficios, el de pastor de cabras. Guiado por su amigo Ramón Sijé, se inició en la poesía desde los veinte años; publicó su primer libro «Perito en lunas» en 1933 y posteriormente, los sonetos agrupados en «El rayo que no cesa», marcaron la experiencia amorosa del poeta.

Durante la guerra civil militó muy activamente en el bando republicano como Comisario de Cultura. Publica ” Viento del Pueblo”. Al acabar la guerra es encarcelado y condenado a muerte, aunque se la conmutan. Enfermo en la cárcel, escribió su última obra, “Cancionero y romancero de ausencias”.

 1
Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.

Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.

Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.

2

Elegía a Ramón Sijé

               (En Orihuela, su pueblo y el mío, se me
ha muerto como el rayo, Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas,
y órganos mi dolor sin instrumentos,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler, me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo voy
de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano está rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes,
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero mirar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera,
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas
y tu sangre se irá a cada lado,
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas,
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

 

3

Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.

Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.

Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
4

Tus ojos se me van
de mis ojos y vuelven
después de recorrer
un páramo de ausentes.

Tu boca se me marcha
de mi boca y regresa
con varios besos muertos
que aún baten, que aún quisieran.

Tus brazos se desploman
en mis brazos y ascienden
retrocediendo ante esa
desolación que sientes.

 

5

Canción del esposo soldado

He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hasta mí dando saltos
de cierva concebida.

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.

Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano.
Y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.

Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos,
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.

 

6

Cartas

El palomar de las cartas
abre su imposible vuelo
desde las trémulas mesas
donde se apoya el recuerdo,
la gravedad de la ausencia,
el corazón, el silencio.
Oigo un latido de cartas
navegando hacia su centro.
Donde voy, con las mujeres
y con los hombres me encuentro,
malheridos por la ausencia,
desgastados por el tiempo.
Cartas, relaciones, cartas:
tarjetas postales, sueños,
fragmentos de la ternura,
proyectados en el cielo,
lanzados de sangre a sangre
y de deseo a deseo.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra
que yo te escribiré.